lunes, 15 de marzo de 2010

A River le bastó con poco para ganarle al débil Huracán

El Millonario venció por 2-0 al Globo con goles de Filippetto (PT 1m) en contra y Canales (ST 30m), en el Monumental. El equipo de Astrada fue práctico, sumó su tercera victoria y llegará aliviado al Superclásico.
Justo cuando más lo necesitaba, River encontró al mediocre Huracán en su camino rumbo al Superclásico con Boca y consiguió una nítida victoria por 2-0 en el Monumental. De la mano de un juego ordenado y gracias a las múltiples falencias de su rival, los dirigidos por Leonardo Astrada consumaron su tercera victoria en el Clausura (la segunda consecutiva como local) y lograron anestesiar por una semana todos los problemas de su complicada realidad, incluido el enojo de Ortega con el cuerpo
técnico.

Muchos hinchas del Millonario estaban por terminar de subir las escaleras para sentarse cuando llegó la inesperada apertura del marcador. Al minuto de juego, el paraguayo Rodrigo Rojas envió un centro atrás por la franja derecha que conectó Gustavo Canales de taco. El arquero Gastón Monzón tapó el disparo del rionegrino, pero dio un rebote que luego empujó accidentalmente Ezequiel Filippetto, gracias a la presión que ejerció desde atrás Rogelio Funes Mori.

En el marco de un duelo entre dos discretos equipos, a los dirigidos por Leonardo Astrada les alcanzó con un planteo ordenado y solidario para disipar los tibios intentos de su rival, ultra dependiente de Patricio Toranzo. Los volantes externos Rojas y Roberto Pereyra (Matías Abelairas finalmente fue al banco) cumplieron con el pedido del técnico y retrocedieron para dar una ayuda en la marca. Así, Oscar Ahumada pudo jugar más cómodo y la línea de defensores pocas veces fue desbordada. A la hora de atacar, Marcelo Gallardo quedó relegado por el buen tándem que construyeron por derecha Rojas y Ferrari, a espaldas de Adrián Peralta.

Con todas sus limitaciones a cuestas, el Globo intentó arrimarse al arco de Daniel Vega pero apenas pudo lastimar en un par de jugadas de pelota detenida. A los 27, el árbitro Javier Collado anuló correctamente un gol de Gastón Esmerado, a instancias del línea, luego de un peligroso tiro de esquina. Poco después, otra vez Esmerado fue protagonista cuando se escapó de la marca en un tiro libre de Toranzo y su cabezazo pegó en el palo.

Para subsanar la alarmante anemia ofensiva de su equipo, Héctor Rivoira no vio mejor opción que cambiar a su único delantero neto (Gustavo Balvorín por Federico Laurito). Insólito. En definitiva, la única cuota de creatividad del visitante la aportó el juvenil Gino Clara, el más desequilibrante primero como volante derecho y luego como punta. A diferencia de lo que sucedió durante todo el torneo, la defensa de River esta vez respondió bien en los envíos que llovieron al área de Vega. Obviamente, la falta de contundencia de su rival también merece su reconocimiento.

La tranquilidad de tener su valla solidificada le dio una inyección de confianza al Millonario a la hora de atacar. Pasados los 20 minutos, el fondo del Globo empezó a dar insólitas concesiones. Primero, Funes Mori picó en soledad y buscó por el segundo palo a Canales, que dominó la pelota y sacó un disparo que terminó en la red externa. Y a los 30, el ex Unión Española tuvo su revancha cuando envió a la red un centro desde la izquierda de Juan Manuel Díaz. Una diferencia justa entre un equipo práctico y otro cargado de impotencia.

Los fantasmas de siempre ensombrecieron el Monumental en los últimos minutos, aun cuando Huracán atacaba sin ideas. Clara y Balvorín derrocharon dos inmejorables chances para descontar y Astrada pudo respirar en paz. El pitazo final de Collado trajo como consecuencia un lógico desahogo en el anfitrión, que exhibió una muy leve mejoría en medio de un presente convulsionado que pudo olvidar por un par de horas. El desafío será continuar con la lenta evolución en el duelo del domingo ante el Xeneize.

0 comentarios:

Publicar un comentario